miércoles, 31 de agosto de 2011

OTOÑO Y LA EDAD

Cuando tus ojos dejaron de ser tan azules
Cuando el cielo ardió en mil pedazos
Se abalanzó sobre mí el deseo
De abandonarte en ese instante, por sexo

Cuando en esa vida cambiaste
Tus ropas finas, por cualquier lastre
Vendías rosas con espinas de puntas
Ahora ruegas que te toquen la puerta.

Infame, infame.
Ese es mi reflejo al dejarte.
Sin nombre ni piedad
Probar tu miel y desaparecer.

Pero es tu edad, o tu magnetismo
Mi cobardía o tu sutileza
La que me llama de mi autismo
A enfrentar con entereza

Mi mucho machismo
Por mi poco humanismo
Que te he de querer todavía
Aunque ya no sea lo mismo

Por Mauricio Julián