lunes, 30 de enero de 2012

AMOR DE ESTACIONES

Un camino de enero
entre las olas frías del invierno
se dejaba desolar por las hojas de marzo
en una primavera incipiente.

Que dejó para jamás un recipiente
donde el café del otoño guardará sus plumas
para siempre errante en el mirar de sus ojos.

Él, soñador empedernido
por el tiritar de las perlas enternecido.
Ella, belleza abundante de grosero talante
pero corazón marrón
como el color de sus ojos
como el color de su pelo.

Un campo de trigo y una luz resplandeciente
de un atardecer de verano
fue testigo de una unión
de sus ojos dorados
con sus cabellos castaños
y sus manos pálidas
en un puente de Osaka.
Y hoy están juntos, con el otoño.

Por Mauricio Julián

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