Éste es un mundo confuso.
nos pasamos la vida con la mirada de lado.
De frente nos encontramos cuando no queremos
y jamás estamos juntos cuando nos buscamos.
Vivimos el miedo irracional
de perder sensaciones
y nos perdemos en el tiempo
de las presunciones.
Así somos tú y yo
erráticos compañeros de camino,
difíciles partículas al vuelo.
Nos formamos entre dientes de león,
zumbamos furiosos por cuernos de chivo;
perecemos en el baile espiritual
entre maldiciones y ojos de venado.
Aún así, en el tiempo,
en el complejo camino
nos queremos con lo que tenemos,
esos profundos afectos
de nuestros mutuos defectos.
Con esa impaciencia tuya tan tuya
que sólo yo comprendo,
con esta manía mía tan mía
que sólo tú compartes.
Con tus caprichos incomprensibles,
con mis desaires insensibles,
me vienes como anillo al dedo.
Para mí, sin tus defectos no eres tú
por eso y porque me quitas el sueño,
con los sueños que me das
en tus días de mayor calamidad
y en tus segundos de mayor beldad
eres el ser humano más perfecto del mundo,
en este mundo confuso.
Por Mauricio Coronado
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