Una mano que levanta un balde,
Una boca cansada de tanto besar.
Un corazón satisfecho de querer
Y una mirada limpia, de dulzura eterna.
Un viernes por la mañana
Sin preocupaciones más que las propias
De un amor compartido, siempre expandido
Es más que una sonrisa sencilla,
Más que compartir el pan,
Y repartirnos juntos la comida
Una sartén que hierve la comida
Un periódico extendido sobre la mesa
Y un montón de reniegos que pretenden
El bien de todas las personas
Que forman esta familia.
Se convierte en un solo cariño
De palabras que nunca faltan
De abrazos que no se olvidan
Un amor compartido
Una visión de armonía
Muchos años por pasar
Y una misma familia.
Mauricio Julián
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