lunes, 9 de julio de 2012

Corta carta a una vaga amiga

Te tengo aquí como la incertidumbre del tiempo. Estamos rodeados de ciudadanos, de ruido, de gente intransigente. Me veo avasallado por tanta tecnología, tanto cartel que me grita "cómprame". Es la época del año, a veces pienso, pero en realidad es todos los días, ya sea en tiempos electorales u ocasiones navideñas, la ciudad cada vez se vuelve más agresiva. Tengo esa necesidad impetuosa de quererte, pero es toda esta saturación que no me deja decidir si te quiero a ti o al par de zapatos con 25 por ciento de descuento en las rebajas por la excusa maravillosa de quién sabe qué. Es por eso que me distraigo me paso la vida rogándote que llegues conmigo, para cuando te tengo me he olvidado de qué quiero tener si a ti o a tu ausencia y así me confundo en el sino de las ecuaciones abismales que se encuentran entre tú, yo y el no me entiendo. Eres tú, eres mar, eres vida, pero al mismo tiempo, descubrí que puedo vivir sin ti. Tengo aire para regalar, tengo excusas varias para presumir por qué mi vida es mediocre, aunque también poseo un deseo constante de tirarme a los abismos cada que puedo. No sé si soy yo quien camino hacia ti sin rumbo, o si es que camino algún trecho que me aleja de tu esencia. Como quiera que sea te escribo hoy porque ayer se me hizo tarde, estaba atolondrado en el tráfico de ideas ajenas, así que no pude llegar a ti, aunque le presuma a mis amigos lo mucho que me haces falta; todo eso que me haces bien. Te tengo presente todos los días, finjo que no te necesito, pero contigo hasta respiro, vivo, sin tener que decirlo. Contigo soy un niño, poesía.

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