jueves, 9 de diciembre de 2010

UNA ODA SUBIDA DE TONO

No me enteré que tenías arrugas
no vi cuando salió la preocupación en tu cara
tampoco supe que eras tan vaga
eras una puta, y no me dijiste nada.

Caminabas de lado, contoneándote
no sabía si eran mis lentes
si tenías polio, o tenías un retraso
pero tus nalgas rebotaban de costa a costa

Como si vivieras un día en París
y otro en un catre
o en la luna del cielo
cuando está en cuarto menguante

Eres una puta agraciada
tanto, que no dejo de amarte
Se me pasó saber cuando te volviste aburrida
estaba muy ocupado dándote
mi corazón y mis días.

Y ya que lo pienso bien serías perra
porque de ser una puta,
bien lo dice la cultura popular
serías demasiado fácil

Y aunque hoy que me miro al espejo
sólo veo mi sepultura
sé que cuando me violaste con el cáncer
yo te cogía con dulzura

y a escondidas le conté a mi madre
que te amaba y no te dejaría ir.
Pero hoy en mi cama de hospital
sé que no tengo alternativa.
¡Nos vemos en otro lado, vida mía!

Por Mauricio J Coronado

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