martes, 4 de septiembre de 2012

LA MEDIANA EDAD


¡Ding!¡Ding!¡Ding!

5 a.m. Apagar despertador. 05:05 a.m. volver a apagar despertador. Decirle a Lucía que ya voy. Incorporarme. Tallarme los ojos. Poner lente ¿dónde diablos están esos lentes? Lentes. Luz de buró. Prenderla. Apagarla porque le molesta a Lucía. De pie. Pantuflas, porque el piso del baño está muy frío. Pared, buró, buró ¡cajón! ¿Por qué nunca lo cierra? Buró, pared, baño. Cerrar la puerta. Prender luz. Entrecerrar los ojos. Tasa. Mear. Tirar cadena. Lavamanos. Agua. Agua a la cara. Los lentes, otra vez mojé los lentes. Abrir los ojos. Ver cara, cabello. Cada día que lo observo veo menos pelo. Tallar ojos. Secar lentes. Toalla. Quitar camiseta. Quitar trusa. Prender regadera. Entrar. ¡Qué fría está el agua! Champú. Jabón. Agua, sigue fría. Escuchar a Lucía. Ya voy. Que me escuche. Buenos días, Ramón. Buenos días, amor. Costumbres, ¿qué son hoy? Salir del baño. Que Lucía entre. Calzón. Calcetines. Pantalón. Camisa. Los lentes, esos mentados lentes. Abrir puerta ¡Está helando, ciérrale! Ya voy, dejé aquí los lentes. Frío. Rasurar. Abrir de nuevo la puerta y escuchar las quejas de Lucía, mucho frío, dice. Rastrillo. Crema. Rastrillo y crema. Cortada, sangre, quema un poco, cae sobre la camiseta, es interior, no importa. After shave, arde un poco más que la herida pero ha de desinfectar. Camisa, por fin, no se nota la mancha, no se pasa. 5:40 a.m. despertar a Lucy, Marcela y Pablo. No le quise poner mi nombre, es el más chico y aunque sea el único hombre (y espero que el último) sería demasiado egoísmo. Que el niño sea diferente, que sea su propio ser sin buscar ser yo, no que sea malo, sólo que no es muy prometedor. Tocar puertas, prender la luz del pasillo, sin ser tan militar, aparte que deben de aprender a levantarse siempre temprano, el pan no llega solo a la casa. Bajar a la cocina, tomar las naranjas, sacar el jamón, preparar el huevo, no importa si está muy caro, pronto el precio tendrá que bajar, hueveros abusivos, si supieran lo que sufrimos por su causa. Leche para Pablo, prender la cafetera. Antes hay que poner el filtro, poner agua en la jarra. Así estará caliente más antes.  Prender la estufa y sacar el aceite, ponerle poco, con que no se pegue. Primeras gotas de café, el aceite arde y el jamón está cortado. Aventar todo el huevo. En la tele están las noticias y se escuchan las dos regaderas, las niñas las comparten, no tenían que ser dos, pero Pablo salió hasta el tercer intento. En las noticias otro aumento a la gasolina, Loret de Mola sonriente como siempre, su auto ha de ser híbrido o también aumentó su sueldo. La leche para Pablo. Entra Lucía, hoy tiene guardia. Hace el jugo y lo cuela. Tin, el café está listo. Baja Lucy dormida, a sus 14 años llora por café, no sabe el mal que le hace, tómese su jugo y coma su huevito. Sí, papá. Siempre tan obediente, tal cual debe, para eso la de criado, buena mujer que cocine y obedezca. Aunque ésta todavía no agarra un sartén. Pablo ya está listo y despeinado. Lucy, peina a tu hermano. Lucía se va con su taza al baño de las niñas. Que ahora también están cerradas las entradas a las laterales, que agarre la central desde la glorieta de Lapislázuli. ¡Bendita mierda! Que regresa Lucy sola, ¿qué te dije de que peinaras a tu hermano? Mamá lo está peinando, me dijo que podía desayunar. Baja Marcela, hace un par de semanas que tuvo su primera regla, menuda molestia. Baja Lucía con Pablo, tan bien peinado y bien portado. Lo vas a hacer inútil de tanto que lo chiqueas. Está chiquito, todavía no importa, aparte ahí están sus hermanas. Ay no, qué flojera ¿Flojera qué? le digo a Marcela ¿Qué no te cuidamos a ti cuando estabas más pequeña? Sí, pero. Pero, nada.

6:30 a.m. Me lavo los dientes y estoy en el carro, está muy respondona ésta. Las noticias. A  esta hora no hay tráfico. Lucía quedó de llevar a los niños. Mañana me toca a mí, regularmente no me molesta llevarlos, lo que me preocupa es el tráfico, en el cual me veo atrasado, sobre todo cuando está la entrada del periférico; no pasa nada, hoy voy temprano y el día empieza bien, así ha de seguir. Un par de semáforos, vuelta a la izquierda, pongo flecha, se atora. Saco la mano. Lo malo es que no hay taller que abra los domingos ni después de las 6 p.m. y lo arregle rápido. No lo puedo dejar en la agencia porque sale muy caro. Paso un tope, la caseta de seguridad, muestro mi identificación y llego al estacionamiento. Tarjetón de horario, lo checo a las 7:15 a.m. y tengo tiempo de sobra para servirme otro café. No hay nadie en la zona común, estiro las piernas sentado en el sillón, miro el control de las horas. 7:30 a.m. Gómez. Martínez. Juan Manuel. Don Ramiro. Ni una mujer llega a tiempo, yo creo que no están hechas para esto, se deberían de quedar en casa si no pueden, llevan mejor la administración del hogar, les falta colmillo para esto. 7:55 a.m. Mi escritorio, prendo mi computadora. Abrir la lista de pendientes, hoy toca revisar el lote que terminaron ayer, siete mil microchips para sensores de movimiento. Tomar la lista. Prueba aleatoria por lotes de cuatrocientos y un último de doscientos. Uno, completo. Dos, completo. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Doce. Dieciséis. Veintiocho. Revisar la factura. Comprobar pago. Vaciar información. Sorbo al café. Imprimir reporte. Enviar copia a departamentos. Otra vez. Chips para sillas motorizadas. Revisión. Lote. Odiar este trabajo. Pegarme con una caja suelta. Reportar. Registrar. Hora de comer.

Cerrar los ojos.

Quitar los lentes. Tallar los ojos. No hay gotas. Celular. Contestarlo. Es la escuela, Pablo tuvo un accidente. Tranquilo, está bien. Hay que llevarlo a casa. Que vaya su mamá. No está en su trabajo Debe de estar asistiendo en operación. Urge que vayan por él, está muy alterado. ¿No hay una ronda que se lo pueda llevar? Tengo que hablar con el director. Un momento. Colgar. Marcar a Lucía. Suena. Silencio. Suena. Silencio. Buzón. Extraño. Hablar escuela. Pedir una hora. Pedir permiso en trabajo. Explicar al practicante los procedimientos consecuentes. Asegurar todo. Llaves. Carro. Seguridad. Identificación. Tráfico. Tráfico. Semáforo. La fila de camionetas en tercer carril con intermitentes de señoras que recogen del kínder de en frente a sus niños. Estacionamiento y oficina del director. Se peleó otra vez. Sangre en la nariz, está expulsado por tres días. Qué bueno que se defienda. Me dijeron que mi mami ya no va a vivir en la casa porque ya no te quiere y voy a tener otro papá. Y no es cierto. Qué bueno que les pegaste, hijo. Que aprendan. Ahora te dejo en la casa y esperas a que lleguen tus hermanas, porque yo tengo que regresar a la oficina. Pero tengo hambre. 3:20 p.m. llegamos a la misma hora que las niñas. Pedimos comida. Lavar mis dientes y regresar a la oficina, hace unos meses que no comía en casa. Marcar a Lucía. ¿Cómo que se peleo? Está suspendido por tres días, se va a quedar en casa. No, llévatelo al trabajo de castigo. Está bien, a ver si aprende algo. Hoy es libre, se lo ganó por defender el nombre de su familia. Carro. Otra vez atorada la flecha. Mano. Seguridad. Identificación. Tope. Estacionamiento. Ficha de horario. Revisar pendientes. Ya llegué, señor. El practicante tiene un ataque de nervios. Tranquilo, ahorita lo arreglamos. Revisar lote. Prueba aleatoria. Muestras. Vaciado en la computadora. Registrar anomalías. Beber agua. Siguiente lote. Revisar anomalías. Tres de cuarenta muestra con errores. Vaciado en computadora. Reportar anomalías. Beber agua. Pasar dos comprimidos. Resumen de actividades. Parte BD2 completa, problemas con número de parte C42A21, C834A7. Cerrar libros, salvar el documento, salvar respaldo de disco duro. Apagar computadora. Apagar ficha. Carro. Identificación. Seguridad. Tope. Tráfico. Un choque. Cambiar ruta. Tráfico. Semáforo. Vuelta. Callejón. Casa. Niños cenan cereal, yo también. Lucía llega hasta mañana a mediodía. Está bien. Cuarto. Cajón abierto, lo cerré hoy en la mañana. Etiquetas de ropa nueva. Calzones y brasier negros con motas blancas, borde rosa al final. De por sí, siempre está lleno el cajón. Dientes. Pijama. Dormir.

¡Ding!¡Ding!¡Ding!
Apagar despertador. 05:05 a.m. apagar despertador. Lámpara. Pared. Buró. Pared. Baño. Los lentes, luego. Regadera. Ropa. Barba. Lentes. Niños. Desayuno ¿Por qué Pablo no va a la escuela Porque se portó mal, acaben de desayunar. Dientes. Tráfico. Escuela. Tráfico. Semáforo. Semáforo. Flecha, atorada. Mano. Tope. Caseta. Identificación. Estacionamiento. Córrele, Pablo, que llego tarde. No chille, sea hombrecito. Te duermes adentro. Ficha registrada a las 7:50 a.m. Computadora. Pendientes. Diez lotes. Ahí duérmete. Prueba aleatoria. Muestras. Computadora. Reporte. Café. Café. Lote dos. No molestes, Pablo. Computadora. Reporte. Café. Hora de comer. Vente, Pablo. No vamos a casa, mamá está dormida. Comida. Agua. Dos comprimidos. Cállate, niño. Muestras computadora. Reporte. Marcar a casa. Lucía ¿Cómo te fue, mi vida? Bien, Ramón, gracias. Ella prepara cena. Mañana no está a mediodía, que Pablo venga otra vez. Pero cómo chilla. Porque lo tienes bien chiqueado. Está chiquito. Y qué, mañana te lo llevas. Pasado descanso, que se quede contigo. Trato. Adiós. Resumen. Ficha. Quitar los lentes. Apagar computadora. Tope. ¡Qué cansado! Carajo día. Identificación. Seguridad. Tráfico. Pablo llega dormido. Casa. Cena. Cierro el cajón. Dientes. Noche.

¡Ding!¡Ding!¡Ding!

Despertar. Pared. ¡Otra vez ese puto cajón! Baño y lentes, pinches lentes. En la oficina. Los de contacto. Baño. Vámonos, niñas. Pablo, tú también. Adiós, amor. Adiós Ramón. Así me dice ahora. Salimos. Pinches lentes de contacto. Escuela. Adiós, papi; sólo lo dice Marce. Pablo duerme. La direccional sigue pegándose. Saco mano. Tope. Caseta e identificación. Estacionamiento. 8:02 a.m. verifiqué tarde. A seguir trabajando. Computadora. Lote. Revisión. Pablo, estáte. Otra mierda de muestras. Reporte. Computadora. Segundo muestreo. Hora de comer. Hoy sí nos vamos a la casa. Caseta, identificación, tope. Poco tráfico. Vuelta. Incorporación. Claxon a lo lejos. ¿Para qué me enojo si el de la prisa es él? Papi, quiero ir a ese restorán. No, mijo, vamos a la casa. Motor acelerado. Ándale, papi. Claxon. No, te digo. Pero, papi. Las revoluciones fuertes. Está bien, pues. Direccional, ahora no se pega. Freno.  Tuerzo el volante. Sí papi ¡qué padre! Meto la mano. Claxon, rechinido de llantas, volteo, viene de frente. Acelero un poco. Vueltas, miles de vueltas. Pablo cálmate, no llores que todo está bien. Papi. Lágrimas. Todo da vueltas, el pecho me duele como si me hubieran enterrado un puñal. Papi. Silencio. Oscuridad.

Tin, tin, tin, tin, tin…

Ese sonido. Oscuro. Es el sonido de un… algo. Huele a muerto embalsamado. Tin. Tin. Pasos. Hojas que dan vuelta. Mi cuerpo. ¡Pablo! Abro un ojo. Todo es blanco. Un cuerpo de mujer vestida de enfermera. Se ven sus bragas. Negras con puntos blancos. Una mano llega a su trasero. Le baja ligeramente el pantalón. La orilla del calzón rosada. Aquí no. Qué importa, está dormido. Cierro el ojo. Oscuro. Silencio.

¡Ding!¡Ding!¡Ding!

¿Qué? Perdón, amor, no quité la alarma. Duérmete. Mi costado. Se mueve Lucía, no prende la luz. Es sigilosa. Yo llevo a los niños, me dieron chance en el hospital. ¿Pablo? No le pasó nada, está bien. Quiero ir al baño. Pared. El brazo izquierdo dentro de un yeso. Uso la derecha para caminar. Levantarse a mear, de los pocos placeres que tiene uno, para darse cuenta de que sólo vive para resistir puros embates de mierda, pero igual es una vida que he luchado para mantener. En la juventud veía claro el horizonte, ahora veo el pasar de los días, donde el límite está al final del día, lo único que importa más que trascender y todos esos juegos pueriles, es llegar al fin de semana, estirar los pies y sonreír porque hay comida en la mesa y una película en la televisión.

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