No me duele el corazón
Porque sólo estás en mis deseos.
Sigo tu camino,
tus fuertes parpadeos.
Mil trescientas ciudades han visto
peores agonías que mi abismo.
Y sin embargo hoy no duermo,
no pienso, sólo existo.
Los días te alejan de mí
te aprisionan en mi memoria
y me hacen olvidar
que entre más pasan
más larga es nuestra historia.
Replegado en un calendario ajeno
veo mi busto frente a tus senos.
Una mística ilusión retorcida,
un deseo plástico de mis lagunas mentales.
Por más que quiera querer,
no es tu ida más que una mentira.
Pues es tu presencia necesaria,
para poder hablar de tu partida.
Y como nunca estuviste aquí
es difícil haberte extrañado,
pues si hay algo que no viví,
fue haberte tenido a mi lado.
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