Amanezco y es un juego surreal
tintes rosas flotan en la habitación
Un diezmo dejó sus huellas leales,
estaban ahí conchas y besos letales.
La mañana mojada estaba,
el cielo se olvidaba con su gris,
de su existencia, de nuestra insistencia,
de querer robado, de amar la violencia.
Todo podría parecer un mensaje
de una vida nueva, limpiando sangre
con la lluvia tersa, olvidando pecados
volviendo a tener cabezas huecas.
Veremos si así mejoramos
sobrevolamos la ilusión
La apreciamos por sus maravillas
y olvidamos que nos odiamos
Para regresarle a la Tierra
el amor, el fruto de la vida.
Por Mauricio J. Coronado
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